jueves, marzo 02, 2006

Regreso

De vuelta en la torre blanca, a la tarjeta magnética y a los cafés de máquina. Entrar aquí ha sido como volver después de un largo viaje, sin complicaciones ni dudas llego tranquila, aunque algo extraña ya que la última vez que estuve era todo distinto, incluso el equipo, los jefes, el trabajo… Todo ha cambiado, hoy no habrá llamadas perdidas ni frapuccino a la hora de comer, en su lugar una compañera de Asturias y un taco de Actas de Sociedades ocupan ahora las tareas del día. Por lo menos hace sol.
Aproximadamente a mitad de camino entre el curso de formación y la vuelta a la universidad llevamos mucho aprendido, y no me refiero a conocimientos académicos, pues de esos he aprendido pocos, me refiero a adquirir un criterio para discriminar entre lo que nos guata y lo que no, empezar a enfocar la vida como va a ser, y no como ha sido hasta ahora, sin preocupaciones ni mayores responsabilidades que aprobar y hacer las cosas medianamente bien… Ahora valoro cosas de las que antes me quejaba, valoro el tiempo, incluso en su aspecto más amargo, pues a veces es necesario sentir el dolor y a veces es inevitable sentirlo.
Se respira tensión en el ambiente, ayudantes con más tareas de las que pueden resolver, jefes con más presiones de las que pueden soportar, murmullo de teclados y la impresora no termina de rodar. El interior de una atractiva apariencia, para algunos una forma de inversión, de ver crecer sus ahorros, para otros una rutina, un peso difícil de llevar y un motivo para la desesperación y el pesimismo. Son las dos caras de una misma moneda, la cuestión es saber por cual quieres apostar.
De lleno en la rutina de la vida, perdidos, como una marioneta en una función desconocida y tratando de acomodarnos de la mejor forma posible y es que es una experiencia difícil de encajar, de llevar incluso de asumir. El balance es sin duda positivo, pero difícil de sopesar. Ahora mayo se convierte en una meta, a la cual estoy deseando llegar, aunque solo sea para desplegar los bolis encima de la mesa y perturbar la concentración ajena, para volver a disfrutar de los días y por supuesto para robar cafés.
14:15 y me crujen las tripa, son como un reloj, no fallan…
Un becario llega en su primer día en la firma y me pide ayuda a mi… si él supiera, “soy Alberto y estoy en prácticas, ¿sabes cómo se conecta Internet?” hasta ahí llego… becario de la Carlos III (o becarío) según deloitte… uno más se suma a esta batalla, a los madrugones y a las horas robadas, seguiré cediéndoles mi tiempo…

1 Comments:

Blogger José Vega said...

And so it is...

4:41 p. m.  

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